Opinión
En una de las bodegas más antiguas y grandes de Portugal se ubica el restaurante, con terraza y vistas al lago. Con pocas mesas, una carta no muy amplia que varía con las temporadas, y un servicio impecable, merece la pena. No es barato, pero no es caro para la calidad y la originalidad de los platos. Se pueden visitar las bodegas y las viñas y olivares. Cerdo ibérico, pato, verduras de su huerta, productos frescos y de calidad. Los postres muy originales y ricos, ricos. La experiencia es totalmente recomendable.